Observar y encontrar razones
de labios que apoyan motivos divinos;
plegaria tras plegaria, inmutables.
Inocencia que no crea
mas que realidades propias
y a cuyos oídos se revelan certeras
las verdades de desconocida fuerza.

Eterno y capaz de más que todo,
fuente de inmenso respeto,
de nocturno temor y regocijo.
Y entre sus manos me hallé contadas veces,
cuando lo dictase el tiempo o sus maneras;
me escuchó pedir y bendecirle aún,
y, en mis delirios, todavía hablar pudiera.

Juicio que abarcara después fronteras nuevas,
larga la espera, crecientes mis dudas.
Siquiera hablara mi voz por ti de nuevo,
escribieran tus enviados más nobles sentencias,
que los escasos dones que mi vida espera
son refutados por las leyes de su reino.


seis


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